Días de cole
"Tuve que interrumpir mi educación para ir a la escuela"
Bernard Shaw
Tras los estudios primarios mis padres confiaron mi educación a los piadosos padres menesianos. Así, los que en mi adolescencia me enseñaron Latín, Geografía o Matemáticas fueron hombres de rigurosa sotana y gesto severo que imponían en las aulas una disciplina y un silencio casi castrenses.La única revolución posible era la de la palabra. Aquellos profesores a los que –lo que guste mandar, Don Servando; ¿Da usted permiso para ir al baño, Don Bruno? ; No volverá a ocurrir, Don Claudio- nos dirigíamos con servil reverencia, eran, en los conciliábulos de los cambios de hora, en los patios y en las puertas de los baños, objeto de mofa: a sus espaldas les llamábamos El Pikolín, El Locomotoro, El Simca, El Tutiplén; esos nombres eran nuestra forma de vengar tanto tedio.
Muchos de aquellos motes los habíamos heredado de quienes durante generaciones habían ocupado nuestros mismos pupitres; otros eran de nuestra propia cosecha. Lo cierto es que el fraile recién llegado no tardaba en tener un apodo cruel como una navaja oxidada.
Con Ricardo todo fue diferente: nadie hubiera imaginado que aquel tipo en vaqueros era un miembro más de aquella severa orden religiosa. Con él aprendimos, aparte de Historia, tolerancia y flexibilidad.
Desde el primer día nos pidió que lo tuteáramos y no tardó en ganar nuestra confianza: era un hombre de mirada condescendiente, tenía el pelo largo y silbaba por los pasillos canciones de Nino Bravo. Le escuchábamos –“poneros en el lugar de los mayas”- fascinados rehacer la historia.
Fue una lástima que aquella tarde de mayo hiciera tanto calor y estuviéramos tan alterados; fue una verdadera lástima que a Ricardo se le acabara por fin la paciencia y diera aquel golpe en la mesa con la intención de controlar una clase que se le iba de las manos.
A partir de mañana haré que esto funcione como un cuartel –dijo rojo de ira. Y de ahora en adelante me llamaréis con Don.
A pesar de que de cuando en cuando perdía los papeles, Don Ricardo –El Condón- fue uno de mis mejores maestros.
3 Comments:
Hola compañero.
Quería saludarte y darte las gracias por tu visita.
Aster... es un verdadero placer el poder leer tus escritos y darles, de vez en cuando, un más que merecido espacio en el Minicuentario http://gargantuario3.blogspot.com/.
Un abrazo
Aster,
Una delicia tu cuento (reviviendo escenas casi en blanco y negro de mis largos años con los menesianos de Bilbao).
Lo del blog mola, ¿eh?. Quiero montar algo en plan educativo y la seda de la Red me ahoga a veces, a veces me excita. Ya te pediré consejo.
Carlos se ha chivado. Le veo un poco bajo, no sé. Besarkada bana.
Patxo, un placer encontrarte por aquí.
Este Carlos...
Un abrazo.
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