Mide tus palabras

Relatos de Aster Navas

Thursday, August 25, 2005

Por supuesto

Todos -incluído Mariano- daban por supuesto que su esposa -el divorcio se había convertido en una guerra- lo amaba con locura.
Nadie imaginaba que a quien de verdad quería era a su mejor amigo.
Todos los operarios -Mariano no tenía ninguna duda- daban por supuesto que trabajaban en una empresa de futuro y que nunca iría a la quiebra.
Nadie olvidó la cara del gerente anunciando suspensión de pagos.
Aquel mediodía al abrir un melón, en el lugar que debía ocupar la pulpa, apareció un corazón caliente y palpitante.Mariano lo devolvió, sin darle mayor importancia a la nevera. Por cierto ¿quién coño se creía que al cerrar la puerta del frigorífico se apagaba la luz en su interior?
Todo el mundo -menos Mariano- lo daba por supuesto.
Nadie -ni Mariano- se había tomado la molestia de comprobarlo.

Tuesday, August 23, 2005

La princesa descalza


Jassim engendró a Besalú, el Prudente; Bessalú engendró a Touzer, el Magnánimo; Touzer engendró a Tepuí, El Iluminado; Tepuí fecundó entonces a Naroé y ésta dio a luz a Ifaín, El Ilustrado.
El reinado de Ifaín fue de lo más convencional hasta que su hija, Zulema, tuvo edad de merecer. El monarca decidió entonces convocar a justas literarias a sus súbditos: la blanca mano de la princesa sería de aquel que cautivara a la Corte con el mejor de los relatos.
A tan curioso certamen se presentaron ciudadanos de todas las medinas y uno a uno recitaron en el Salón del Trono sus narraciones. Sorprendieron a su majestad el del sapo astrónomo, el de la mujer de los pies menguantes, el del constructor de laberintos y el del jardinero perezoso.
Creía el sultán haberlos escuchado todos y a punto estaba de dar su fallo inapelable cuando apareció ante él el último candidato: era un tipo desvalido pero de mirada, paradójicamente, desafiante.
Sois, señor, un rey de cuento; un… personaje de papel –dijo y, sin mediar reverencia, dio al monarca la espalda y caminó hacia la puerta.
El rey, indignado, lanzó tras él al cuerpo de guardia. Los soldados tropezaron en el primer párrafo y fueron dando tumbos –“y comieron perdices”- hasta la última línea. A pie de página, junto al número 137, encontraron el zapato izquierdo de la princesa.

Del Libro de las Mil y una noches; noche 199.

Thursday, August 11, 2005

Publicidad inteligente

No. Balbino nunca hizo caso -"no seas tontorrón"- de los comentarios de su mujer, inspirados, sin duda, por el cariño; no tomó en serio -"tu marido, hija, es un perfecto idiota"- las palabras de su suegra.
Por mucho que su jefe -"no sea cenutrio, Balbino, coño..."- pensara todo lo contrario y aunque su hija -"papá no digas tonterías"- lo desautorizara continuamente, Balbino se sabía inteligente.
Cierto es que ante una opinión tan unánime el buen hombre acabó por preocuparse. A Dios gracias ayer mismo entró en Midia Mark a comprar un DVD. Lo pagó religiosamente y se lo trajo a casa en una bolsa enorme con un discreto eslogan: "Un tonto nunca llevaría una bolsa así. Yo no soy tonto".

La paseó por todo el barrio: por si alguien tenía alguna duda.

Tuesday, August 09, 2005

Simetría

El general isabelino Gregorio Bucaray perdió en la batalla de Lizarra su pierna derecha.La reina, como prueba de reconocimiento, le envió a su mejor zapatero.El artesano se presentó una mañana de Octubre y con una delicadeza exquisita descalzó al militar, le hizo hundir su único pie en una pileta de escayola y se fue con el molde por donde había venido.Dos semanas después el correo de la Corte se presentó con la bota izquierda. Bucaray nunca tuvo una igual: no necesitó jamás sebo ni betún pues se mostró invulnerable al roce del estribo y a las sevicias del agua.El zapatero lustraba cada día la derecha; se le resistían, eso sí, un poco las manchas de sangre.